Realizar nuestra rotación como médicos interno en el Hospital Pediátrico Dr. Arturo Grullón, en Santiago, fue sin duda uno de los desafíos más grandes y enriquecedores de nuestra formación médica. Desde el primer día supimos que esta experiencia marcaría un antes y un después en nuestra vocación, no solo por la complejidad de los casos, sino también por la sensibilidad que se requiere al tratar a los más pequeños.
Una Rotación Retadora
Trabajar en un hospital pediátrico implica mucho más que aplicar conocimientos clínicos; significa desarrollar una empatía profunda, interpretar síntomas que muchas veces no pueden ser expresados con palabras y mantener un juicio clínico firme ante pacientes vulnerables, eso mas aprendimos junto a las residentes de pediatría de este hospital. Se puede decir que esta fue una de las rotaciones más desafiantes, ya que nos enfrentamos a situaciones clínicas intensas donde cada detalle podía marcar la diferencia.
Aprender a Calcular Dosis Pediátricas
Uno de los aspectos técnicos más importantes que reforzamos durante esta etapa fue el cálculo preciso de las dosis pediátricas. A diferencia de la medicina general en adultos, donde las dosis son más estandarizadas, en pediatría se ajustan cuidadosamente según el peso, la edad y el estado clínico del niño. Esta práctica exigía atención meticulosa y responsabilidad total, resaltar que una de las residentes con toda la disposición en que aprendiéramos fue la Dra Rosanna García R1 sabiendo que un error podía comprometer la salud de un niño ella siempre demostró su entera disposición para enseñar cada proceso de calculo para cada pacientito. Agradecer a la Dra Giselle Breton R1 con quien hice varios servicios durante mi rotación en este hospital incluyendo el ultimo, agradecerle por mantener la paciencia y calma para explicarnos en todo momento los pendientes con cada pacientito. Resaltar que la Dra Anny Rodriguez fue quien desde el día de nuestra llegada al hospital nos acogió y nos mostró todo el lugar explicando a su vez como funcionaba cada departamento dentro del inmenso Arturo Grullon.
Reconociendo Síntomas en Niños
Otra gran lección fue aprender a reconocer las diferentes sintomatologías presentes en los niños. Desde infecciones respiratorias, problemas gastrointestinales, hasta condiciones más complejas como enfermedades neurológicas o metabólicas, cada niño nos desafiaba a observar más allá de los signos clásicos. Muchas veces, un simple llanto, fiebre o cambios en el apetito eran las únicas pistas para identificar enfermedades serias.
Acompañamiento de Residentes Comprometidas
Durante toda la rotación, estuvimos acompañados por los residentes mas excepcionales. Su entrega, dedicación y disposición para enseñar fueron fundamentales en nuestro proceso de aprendizaje. Siempre atentas, nos guiaron paso a paso, resolvieron nuestras dudas y nos animaron a superarnos constantemente. Su ejemplo reforzó mi deseo de seguir creciendo como profesional y devolver con compromiso todo lo que aprendí.
Nuestro Salón de Docencia
Un Espacio de Retos y Aprendizaje
El salón donde se impartían las docencias no era un lugar común. Más allá de cuatro paredes, se convirtió en un escenario de grandes desafíos y aprendizajes significativos. Cada día traía consigo la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos, de cuestionar lo aprendido y de fortalecer nuestra capacidad de análisis clínico.
En este espacio, uno de los momentos más valiosos era la exposición de temas por parte de las residentes. Cada presentación abordaba situaciones reales, complejas y fundamentales para nuestra formación como futuros médicos especialistas. Más que una simple clase, se trataba de un ejercicio crítico donde se analizaban casos clínicos, diagnósticos diferenciales y planes de tratamiento.
Lo más enriquecedor del proceso era el debate que se generaba después de cada exposición. Todos los presentes, desde estudiantes hasta médicos con más experiencia, aportaban ideas y posibles soluciones. Estas discusiones nos permitían ver distintas perspectivas y afinar nuestro juicio clínico.
Este salón fue, sin duda, una parte esencial de nuestra formación. Un lugar que nos retó constantemente, que nos motivó a prepararnos mejor y que nos acercó un paso más a la excelencia médica que aspiramos alcanzar.
Reflexión Final
El Hospital Pediátrico Dr. Arturo Grullón no solo nos enseñó medicina pediátrica, si no también nos enseñó humanidad, paciencia y vocación. Atender a los niños, acompañar a sus familias y formar parte de un equipo médico comprometido ha sido una de las experiencias más significativas de nuestra etapa como médico interno. Salímos de allí con más conocimiento, pero sobre todo, con un corazón más grande.
Rotando como Médico Interno en el Hospital Pediátrico Dr Arturo Grullon